¿Instinto de conservación?, ¿estupidez?, ¿exceso de imaginación?, ¿por qué no se había suicidado al principio, cuando estaba absolutamente hundido?, ¿qué le había llevado a atrincherarse en la casa, instalar un refrigerador, un generador, una cocina eléctrica, un depósito de agua, construir un invernadero, un banco de trabajo, destruir casas aledañas, coleccionar discos y libros, almacenar montañas de latas de conserva, y aun -parecía increíble- colocar un mural?
¿Era la vida algo más que palabras, una fuerza incontrolable que gobernaba la conciencia?, ¿intentaba la naturaleza sobrevivir a pesar suyo?
Cerró los ojos. ¿Por qué tratar de razonar? No había respuesta. Su supervivencia era un mero accidente. Demasiado obtuso, sencillamente, para terminar de repente.
Trata de imaginar. No será complicado. Tan sólo has de realizar una analogía inspirándote en mis palabras. No es necesario que te equipares por completo a ello, ya que puede parecer un planteamiento extremadamente absurdo e inverosímil. Pero se ha producido un cataclismo pandémico, un apocalipsis rotundo, una masacre humana sin precedentes. Y eres el único superviviente a ella, nadie más ha quedado con vida en toda la Humanidad. Nadie más que tú resta en el mundo. Estás a solas en tu existencia, sin contacto con nadie, sólo contigo mismo. Has de mantener la cordura porque, a pesar de todo, deseas sobrevivir. Nuestro instinto de supervivencia es una de las características primordiales, que nos ha hecho evolucionar (o involucionar, según se considere), en el devenir de los milenios. No obstante, por si fuera poco, no basta con que subsistas a esta angustiosa y nefasta vida. Además, has de protegerte de aquello en lo que se han convertido el resto de seres humanos: vampiros. Sin embargo, no los vampiros que puedes imaginar. No se trata del trágico Vlad, ni del Vampiro de Polidori, ni la lasciva Carmilla, ni el misterioso Orlok, ni el elegante Lestat. Mucho menos es un Cullen. Se trata de seres irracionales, indómitos, sanguinarios y antropofágicos. Y te mantienen aislado dentro de tu aislamiento. ¿Eres leyenda?

Richard Matheson es uno de los más brillantes escritores de la literatura del siglo XX, destacando principalmente en la Ciencia Ficción y el Terror. Esta afirmación se contrasta idóneamente cuando cierras su novela, Soy Leyenda, y te invade una sensación de visionaria iluminación cuando consideras que se ha tratado de una obra que ha servido de piedra angular y punto de partida para tantos otros planteamientos en las artes desde hace más de cinco décadas. Ruego encarecidamente que, durante esta reseña en la que espero no explayarme hasta más allá de la paciencia lectora, no se piense ni un miserable instante en la grotesca, abominable y patética adaptación cinematográfica que se ha realizado recientemente. Esa película NO es Soy Leyenda. Al igual que el resto de intentos titulados como "El último hombre sobre la Tierra", "El último hombre vivo" o "Soy Omega".


Pero lo mejor de todo reside en el final, en la culminación a la evolución del personaje, que se va percatando, cada vez con más claridad, de que su papel en el mundo no es el que había imaginado, es algo totalmente distinto a lo que se había figurado cuando se creía el único superviviente a esta hecatombe sin precedentes. Cuando es consciente de que puede que no haya estado actuando con la corrección que pensaba durante este tiempo de resistencia y defensa a ultranza de su propia vida. Manteniendo su cordura relativamente intacta, su recuerdo vivo e intenso y su fortaleza desafiante contra el resto de años que le quedaran en perpetua soledad.

Cuando supo, por fin, que era leyenda.
Y leyenda es, sin género de duda, este libro, al que considero como uno de los referentes imprescindibles dentro de la literatura de terror y de ciencia ficción.
¿Y todavía no lo habéis leído? Puede que sea demasiado tarde cuando os encontréis, sin haberlo planeado, recluídos en vuestro hogar, rodeados por millones de infectados purulentos y sanguinarios por la conspiranoica vacuna de la Gripe A...
No hay comentarios:
Publicar un comentario