domingo, 8 de noviembre de 2009

Klimt 1918

Por si acaso nunca nos encontráramos de nuevo...


Hoy ha sido un arduo e interminable día para ti, sea por la razón que sea. En realidad, sabes que en muchas ocasiones sobran los argumentos para necesitar que una jornada termine, para anhelar regresar a tu casa y poder encontrar en ella, en la intimidad de tu habitación, en el silencio de tus paredes y en la quietud de tu respiración, esa serenidad que te ha faltado a lo largo del día, un sosiego del que precisas más que del propio aire que respiras.


Te desnudas, pues la ropa de calle te molesta, incluso te pesa y entorpece, y buscas algún
conjunto lo suficientemente cómodo para sentir como si nada llevaras puesto... o, decididamente, nada llevas. No quieres más ataduras físicas, tu mente está lo suficientemente agotada y al borde del síncope por haber tenido que aguantar, soportar, contener y tolerar tantas cosas durante las últimas horas que lo único que pides es relajarte.


No puedes descansar, ni dormir, tampoco es que quieras hacerlo. Sólo necesitas un momento de meditación, puede que horas de instrospección, para poder dejar que tu cuerpo y tu mente recuperen ese estado de sosiego del que no debería haber salido. Subes la persiana, abres ligeramente la ventana, pues el intenso viento sigue asolando el ambiente y miras ese plomizo y nublado cielo, pensando que tu vida en ese momento no difiere mucho de su grisácea tonalidad. Pero en lo plúmbeo, en la melancólica soledad de tu habitación, comienzas a reflexionar sobre lo que te rodea, acerca de esas pequeñas cosas que tienes a tu alrededor, a las que nunca das la importancia que merecen, pues estás demasiado ocupado en tus trascendentales obligaciones y tus compromisos laborales, académicos o sociales.


Ese pensamiento provoca que encuentres una tímida relajación, especialmente cuando fijas tu mirada en ese disco que lleva tanto tiempo ahí y no has escuchado. Dopoguerra se titula, de un grupo llamado como un simbolista pintor, en el que figura también el año de su muerte, Klimt 1918. Te alzas para comtemplarlo más de cerca y, como si tu cuerpo se moviera por una voluntad que desconoces, terminas poniendo el disco y, los primeros acordes inican una sensación que jamás habías experimentado...


Klimt 1918 es música, no un género en el que se pueda catalogar. Ni aún intentándolo escuchando profundamente todas sus canciones podemos atrevernos a etiquetar esta genial banda italiana que desde hace unos años nos deleita con sus intimistas y nostálgicos discos, cargados de un carácter sencillo y confortante, que desencadena en el que lo escucha toda clase de sensaciones placenteras y apaciguadoras. Es la banda sonora de esas pequeñas cosas que dan sentido a la vida, y que sólo necesitan del pequeño empujón rockero y melódico de este grupo para que cobren toda la importancia existencial que merecen.

Tras una primera demo llamada Secession Makes Post Modern Music, apareció su disco de inicio, Undressed Momento, en 2003, con el que nos ofrecieron una evidente enunciación del tipo de música que deseaban hacer, cargada de pasajes rítmicos muy melódicos, voces limpias y suaves y un ambiente armonioso y tranquilo, que incluso podía acercarse a la vanguardia musical por su carácter bizarro en la lírica.


Aunque no fue hasta 2005 cuando, en el centro de una vorágine musical de estilos, corrientes y
tendencias, apareció Dopoguerra, probablemente su mejor disco hasta la fecha, que supuso que algunos, quizá demasiado pocos, descubriéramos este maravilloso y genial grupo, en el que la melodía progresiva cobró un gran protagonismo, emparejada con ese sustrato melancólico, simplista e intimista, antes mencionado, que hacen característico al sonido de este grupo. Los riffs oscilan entre la pesadez y la levedad y la lírica, alterna el inglés y el italiano, en un delicioso contraste para los oídos, principalmente para nuestro también latina percepción.


Su último disco data de 2008, siendo titulado Just In Case We’ll Never Meet Again, el cual fue esperado casi con ansiedad con esa pequeña hornada de personas que habíamos encontrado un tesoro de valor incalculable en el hallazgo de este grupo, y no nos decepcionó en absoluto. Su sonido sufrió un pequeño cambio, puede que el necesario considerando la evolución de sus melodías, hacia una sensaciones más ambientales y etéreas, sin perder en absoluto el protagonismo de las guitarras , asemejándose más que nunca a otros grupos de culto como Anathema, Katatonia, Riverside, Dredg o Novembre. Se incorpora, a su vez, el elemento de los coros, que es cabalmente el que dota al disco de esa nueva naturaleza atmosférica.

Lo más evidente de este grupo, al margen totalmente de su desarrollo musical, es que desde el primer instante en el que lo escuchas, sientes una sensación de quietud y placidez que no te abandona en ninguna de sus otras canciones. Junto a ello, ese rasgo soñador y melancólico que te envuelve con cada acorde y esa sencilla y suave voz que te mece como si estuvieras tumbado en la nube más mullida de los cielos, y que te propicia algo impagable en los últimos tiempos: detenerte a pensar qué haces con tu vida y valorar aquello que te rodea pero que sientes que nunca tienes tiempo de admirarlo. Temas como: Snow of 85, We Don't Need No Music, Rachel, Stalingrad Theme, Sleepwalk in Rome, Lomo, Skygazer o Ghost of a Tape Listener, son una inestimable ayuda para poder sentir esa sensación tan sosegadora.


En mi particular caso, esa interpretación de su música ha ido transformándose a medida que mi propia existencia recorría su devenir, partiendo desde esa dulce melancolía que hacía que yo pudiera valorar la mía más de lo que hubiera imaginado, pasando por una profunda tristeza que loaba la añoranza de lo que no tenía y anhelaba y llegando hasta el punto actual, en el que tengo la maravillosa sensación de que estoy charlando animadamente con un viejo amigo que hace mucho que no veo, pero con el que he compartido tantos momentos, más malos que buenos, refugiándome en sus brazos para encontrar ese consuelo del que adolecía.

Ese viejo amigo, la soledad, al que nunca más querré volver a recurrir en mi existencia... y al que yo también advertí, hace unos días, que me despedía para siempre...

... por si acaso nunca nos encontráramos de nuevo...

DISCOGRAFÍA


Secession Makes Post-Modern Music (2000)
Undressed Momento (2003)
Dopoguerra (2005)
Just in Case We'll Never Meet Again (2008)

MIEMBROS

Marco Soellner: vocalista y guitarrista
Davide Pesola: bajo
Paolo Soellner: batería
Francesco Conte: guitarrista
Web oficial: http://www.myspace.com/klimt1918

VIDEOTECA

KLIMT 1918 - THAT GIRL (Undressed Momento)


KLIMT 1918 - SNOW OF '85
(Dopoguerra)


KLIMT 1918 - SLEEPWALK IN ROME (Dopoguerra)


KLIMT 1918 - SKYGAZER (Just in Case We'll Never Meet Again)


KLIMT 1918 - GHOST OF A TAPE LISTENER (Just in Case We'll Never Meet Again)

No hay comentarios:

Publicar un comentario