... hace mil años, esta tierra era verde y era buena, hasta que se quebró el cristal y un trozo se perdió, un fragmento de cristal. Así empezó la profecía. Y aparecieron dos nuevas razas: los crueles Skekses y los apacibles Místicos. Aquí, en el Castillo del Cristal, los Skekses tomaron el poder. Ahora, los Skekses se reúnen en la Cámara Sagrada donde el Cristal pende sobre una columna de aire y de fuego. Los Skekses, de cuerpos duros y retorcidos, de mentes duras y retorcidas. Mil años llevan gobernando. Y ahora, sólo quedan diez de una raza agonizante, dirigidos por un emperador agonizante, prisioneros de sus propias vidas en una tierra agonizante. Hoy se reúnen de nuevo ante Cristal, cuando el primer sol llega a su punto mas alto. Así es la costumbre de los Skekses, llegar a extraer nueva vida del sol, como lo es también la de saquear las tierras. Hoy, nuevamente, se llenarán de energía, engañarán a la muerte a través del poder de su manantial, su tesoro, su destino... El Cristal Oscuro.


Sin embargo, en el otro linde del mundo, en una aldea de majestuosa boscosidad, donde el verdor lo envuelve todo y los cielos son diáfanos y esperanzadores, una apacible raza de seres sabios y serenos, los Místicos, meditan sosegadamente en un arcano ritual sobre el sino del mundo en el que habitan, siento una profunda turbación en sus elevados pensamientos. Estos benévolos magos de naturaleza tranquila y pacífica, dedican sus interminables eras de existencia a cultivar la erudición y custodiar las artes, las cuales dominan en todas sus vertientes con una prodigiosa maestría. Pero, en este momento, sólo quedan diez y uno de sus maestros está moribundo.


Mención aparte me veo obligado a realizar para remarcar y destacar también la participación del increíble ilustrador fantástico Brian Froud, que se encargó de esbozar muchas de las criaturas y lugares que figuran en esta inventiva, entre ellas, la anatomía de las principales razas y la de los protagonistas, realizando una encomiable labor y dotando de su propio espíritu idealista y asombroso al cómputo general de la cinta.
Respecto a la propia película, encontramos como protagonista a un introvertido joven, de aspecto humanoide, conocido como Jen, que pertenece a la denominada raza de los Gelfings, la cual quedó prácticamente sumida a la extinción por parte de los nauseabundos y sátrapas gobernantes del mundo, los Skekses. Sin embargo, tuvo la buena ventura de ser rescatado por un miembro de la raza de los Místicos, tolerantes y benevolentes por encima de cualquier otro ser del mundo, al que siempre consideró su Maestro. Le enseñó todo lo que necesitaba saber de la vida... excepto aquello para lo que estaba predestinado, que era precisamente la recomposición el Cristal Oscuro, para que así el mundo retornara a su equilibrio original. La muerte de su Maestro le trajo esta revelación y su vida se tornó totalmente distinta a lo que había sido hasta entonces, teniendo que asumir una responsabilidad que jamás habría pensado que tendría. En su aventura se encontró con una dulce e inocente chica, llamada Kira, de melodiosa voz y sobrenatural empatía animal, que también era de su misma raza Gelfing, cuando tanto él como ella pensaban que eran los únicos supervivientes.

Así fue como Jen y Kira, unidos por una misma ilusión y, probablemente, por el creciente sentimiento que crecía en su corazón, compartieron esta legendaria odisea en la que se encontraron con múltiples peligros y enigmas y nunca tuvieron una firme determinación, pues consideraban que su fuerza y su poder no podían equipararse a la monstruosa majestad de sus enemigos, pero que, a medida que avanzaban en su devenir hacia el objetivo final, fueron siendo conscientes de que el destino de este mágico universo reposaba sobre sus pequeñas manos.
Por lo que se refiere a mi propia concepción de esta creación, siempre la consideraré una fundamental pieza dentro de mi reino fantástico interior, pues todavía recuerdo cuando la contemplé, por primera vez, siendo muy pequeño, sintiendo un irracional temor en el visionado, ya que no estaba habituado a algunas de las deleznables y blasfemas criaturas que aparecen en el film, pero, con el paso del tiempo, me percaté de que no era una película precisamente infantil, a pesar de que un niño de determinada edad podría llegar a disfrutarla, era mucho más. Se trata de una pesadilla de desbordante originalidad y visionaria capacidad, que se va convirtiendo en un sueño a medida que el argumento se va desarrollando, transmitiendo esa sensación que te sugieren algunas cosas de que estás ante algo irrepetible, mágico, brillante, único y grandioso. Esa sensación de que es un tesoro... de que es una película de las que ya nunca se volverán a hacer.
Pues Cristal Oscuro es como una Escritura. ¿Y qué es una Escritura? Es una pregunta que Kira le hizo a Jen y Jen, asimismo, le hizo a su maestro. Una Escritura son palabras que no se borran, igual que el recuerdo de esta maravillosa película, que siempre permanece en la mente y el corazón de aquellos que han podido disfrutarla...
... y es una experiencia inolvidable volver a verla, especialmente si es en compañía de alguien con quién compartes estos sueños de fantasía.
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